Femenino plural
💒romanicoenfemenino es una iniciativa que busca dar a conocer el patrimonio cultural y artístico de las tierras de Segovia a través de rutas temáticas basadas en la presencia femenina en sus templos románicos, desde una perspectiva profana.
En nuestras humildes iglesias y ermitas rurales, podrás constatar la imagen que proyectaban las mujeres en la sociedad medieval atendiendo a la simbología del momento. Un repertorio de mujeres, cada vez más erosionadas, nos siguen hablando desde sus asientos en piedra y en ellos aún podrás reconocer estilos, formas de vida o símbolos, con ayuda de esta pequeña guía de interpretación:
📒Retratos de mujeres
Las mujeres, físicamente representadas, son minoritarias en la iconografía románica profana. No obstante tienen cabida en una gran mayoría de nuestros templos, con un papel secundario, tal como sucedía en su vida real. La sociedad medieval estigmatizó a la mujer asociando su figura a la Eva bíblica, traidora y pecadora, y es por ello que su representación en el románico no siempre porta connotaciones positivas.
Si fijas tu atención en canecillos y capiteles de nuestro acervo románico, no te costará descubrir:
- Rostros de mujeres que trabajan, leen, bailan, sonríen, se mofan, muestran sus miedos, sufren o simplemente miran pasar la eternidad, cada día más desgastados por el tiempo. Gracias a ellos, somos capaces de imaginar a la mujer incluso en su aspecto físico: las casadas con sus tocas, las doncellas con sus cabellos sueltos, las damas de alta cuna con sus ricos ornamentos o las humildes aldeanas con sus sencillas túnicas…
- Mujeres condicionadas por el primer pecado, el de Eva, y
responsables del mismo eternamente para el mundo medieval; por ello, la figura
femenina en el románico se convierte en una de las claves para entender, además
de otros, uno de los pecados que más ha atraído recurrentes de la
humanidad, la lujuria. Desnudos, exhibiciones, tocamientos y sexo explícito adornan capiteles y canecillos de nuestro románico rural.
- En sentido más negativo que positivo, mujeres desarrollando
actividades profesionales de dudosa moral, como era el caso de las juglaresas, bailarinas,
contorsionistas o saltimbanquis, que se asociaban asimismo al vasto catálogo de
conductas pecaminosas e incluso a la prostitución encubierta.
📒Metáforas femeninas
La mujer convertida en símbolo o metáfora es un tema mucho más recurrente en nuestro románico que su representación física; las referencias implícitas y explícitas a la mujer fueron notables, aun adoptando formas imposibles, no humanas, en las que normalmente se conservaba un rostro femenino mientras que el cuerpo se completaba con atributos animales que representaban por lo general los instintos más bajos:
- Arpías con cuerpo de ave, grandes garras o pezuñas de cabra, cola de serpiente y una cara femenina (raramente masculina) con gesto amenazante. En general aparecen con su cabello a la vista o con capucha o gorro frigio, cuerpo de ave, alas cerradas o desplegadas, y cola de serpiente. Simbolizan las bajas pasiones y los remordimientos.
- Las sirenas pez o sus homólogas, las sirenas ave o sirenas pájaro, representan la seducción y el engaño que ya La Odisea describía.
- Centaurides (muy raro), con rostro, torso y brazos humanos, y abdomen y patas de caballo. Representan la fuerza bruta y, por ello, se representan en ocasiones persiguiendo a las arpías.
- Erinias, personificaciones femeninas de la venganza, aparecían representadas con cabeza y patas delanteras de perro, cuerpo alado y cola de dragón o de serpiente.
- Las gorgonas eran despiadados monstruos femeninos con serpientes en lugar de cabellera.
- Como no hay sombra sin luz, las esfinges tenían normalmente cabeza e mujer y cuerpo de león, mantenían las alas y, para variar, contenían un significado positivo relacionado con la justicia y la sabiduría.